domingo, 10 de julio de 2011

Juan Manuel López Quevedo

Juan Manuel López Quevedo.
El cura, Cefas

El fallecimiento del R.P. Juan Manuel López Quevedo (77), quien fuera párroco del Buen Pastor, ocurrido en España, ha impactado profundamente en amplios sectores de nuestra comunidad, por su personalidad, su obra y afectos construidos durante 39 años en nuestra ciudad.
Oriundo del Puerto de Santa María, cerca de Cádiz, al sur de España, se dejó tentar por la búsqueda de sacerdotes que realizaba Mons. Manuel Tato -Obispo de Santiago del Estero- en Europa, tras participar del Concilio Vaticano II.
Pero Juan Manuel no era sacerdote, era seminarista en Huelva, todavía tenía que terminar estudios de Teología, de manera que se embarcó con más ganas de aventura y misión que de una función específica. Ya aquí, algunos meses tuvo que ir y venir de Córdoba para completar sus estudios para ser ordenado diácono y sacerdote.
Desde su llegada, el 19 de junio de 1966, su actividad tuvo lugar en la Catedral, donde empezó a rodearse de niños y adolescentes, conversar era el motivo principal. También a jugar al fútbol en los patios del Seminario.
Atraía porque era un adulto que no hablaba como “nuestros” adultos, es decir, nuestros padres, maestros, sacerdotes. Hablaba y dejaba hablar de igual a igual, no reprobaba.
Rápidamente conformó un grupo que empezó a frecuentar “la Catedral” para encontrarse con él, a conversar y jugar al ping-pong en el edificio “de la Acción Católica”, con frente sobre la calle Avellaneda, cuyo sótano pasaría a ser la sede de CEFAS, Centro de Formación de Adolescentes Santiagueños, que él organizó y sostuvo durante casi 30 años, y en el que supo convocar a innumerables jóvenes y padres, que desarrollaron una experiencia de formación y convivencia única.
El P. Lopez Quevedo era un hombre sin ambages, como sus exigencias, ponderaciones y condenas. Sus charlas de formación eran atrapantes, el desarrollo de los temas eran originales, no había temas prohibidos, ni palabra que no se pudiera usar.
Estimuló la autonomía, el que tenía asignada una responsabilidad, decidía.
No había justificativo válido para que uno decida por otro. Tampoco excusa para desentenderse de la responsabilidad asignada, y éstas eran públicas, expuestas en transparentes: trabajo manual, deporte, cantar en el coro, leer y comentar un libro, escuchar y dar charlas, catequesis en barrios, etc. A esa edad no se advertía la implicancia de este ejercicio de autogobierno, que claramente marcaba una diferencia con la experiencia de vida escolar y social, en la que la figura de la autoridad es muy personalista, la decisión no se comparte, y se expresa como una orden que no se discute.
Sorprendió a todos cuando anunció que el 6 de enero de 1968 se conmemoraría el primer año de fundación de CEFAS, porque la actividad había comenzado en marzo o abril del 67, y explicó que él quería que el Día de la Epifanía del Señor sea la fecha que identificara a CEFAS, porque el anuncio de Cristo era la misión de los Cefistas. Por lo tanto, la fecha de
fundación en realidad fue “asignada”, no corresponde con la verdad cronológica, pero reflejó el signo mismo que el P. Juan Manuel le dio a su vida sacerdotal.
Un hombre transparente y frontal, en el púlpito y en el diálogo personal, no dejaba dudas respecto de lo que pensaba, y decía lo que pensaba; sin pudor ni medias tintas, fuera o no adecuada la ocasión, incomodara o no.  
Un profundo dolor lo desgarró desde el golpe militar de 1976, y fue la desaparición y muerte de jóvenes Cefistas, que recordó con profundo sentimiento al hablar en la última misa celebrada aquí, días antes del 5 de julio del año pasado, cuando partió de regreso a España.
Era un hombre de paz y justicia, con un sentido de lealtad por la amistad. Un sacerdote siempre disponible, incondicional, incondicionalmente, sin especulación de circunstancia, y aún cuando otros pensaban que no era conveniente estarlo. Quizás por eso fue un hombre disponible a Dios.
Nota aparecida en El Liberal, el 19 de marzo del 2006, firmada por  Jorge Luis Feijóo. Su título original era “R.P. Juan Manuel López Quevedo – Su Fallecimiento”

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