lunes, 25 de julio de 2011

Horacio Germinal Rava

Horacio Germinal Rava.

El poeta, la Brasa, Vertical

Nació en Santiago del Estero el 15 de agosto de 1905 y falleció el 24 de junio de 1994. Publicó en verso Astillas (1937), Hijo de América (Poema a Sarmiento, 1938 posteriormente reeditado), Romance sin romance y otros poemas (1940), Nacer y renacer en el paisaje (1945), Tres imágenes de Santiago (1935), Amor recuperado y otros poemas (1968, Premio Municipal de La Banda, en 1965). En prosa: La Zamba de Vargas (1967), Los sobrenombres santiagueños (1972), El Cabildo de Santiago del Estero (1972, reedición), Hermano y hermana (obra teatral, que obtuvo una importante distinción).
Escribió ensayos sobre literatura santiagueña y anunció la publicación de su studio. Panorama de las letras santiagueñas (con antología). Figura asimismo -como autor- en antologías poéticas. Publicó varios trabajos en El Liberal y sus números extraordinarios de 1948, 1968 y 1973.
Iincursionó en la sociología, el folklore y la jurisprudencia Dirigió la revista Vertical y ediciones de libros con su sello. Profesor de la Universidad Nacional de Tucumán, participó en congresos literarios y disertó en universidades de América. Presidió la filial local de la Sociedad Argentina de Escritores durante varios años.
Vicente Oddo -con motivo de los 40 años de Astillas- estudió su obra poética, en un meduloso análisis: “La obra poética de Horacio Rava, las problemáticas del tiempo subjetivo como preocupación constante expresada en la misma” (1977).
Fue uno de los integrantes del grupo “La Brasa”.
En los comienzos no se aparta de una poesía tradicional en Astillas y Romances sin romances, pero sí incursiona en los temas sociales.
Su libro Nacer y renacer en el paisaje asegura los comienzos de una poesía más novedosa, cargada de una suave melancolía, que indaga en lo profundo de los sentimientos; esta poética dará sus frutos definitivos años más tarde, cuando trata con mayor libertad y más segura visión, poemas como “Se nos hizo el silencio” y “Alba presentida”.
Horacio G. Rava tiene grandes aciertos; se introduce dentro de sí mismo en una búsqueda poética y humana:
La soledad perfora con rabia mi silencio
y rasca furibunda el arco de mis nervios.
Los muros han trepado delante de mis ojos.
Inútil que yo grite ¡Estoy solo! ¡Estoy solo!
A Horacio Rava, la literatura de Santiago, le debe valiosos estudios que han rescatado del olvido nombres importantes.
Su actividad en el campo cultural ha sido fructífera para la provincia. Después de “La Brasa” su nombre cubre por espacio de varios lustros el movimiento literario, no sólo con su producción, sino facilitando a los escritores la publicación de sus trabajos en las páginas de Vertical, revista que dirigió y que cumplió una suerte de documento cultural de una época.
Tomado de la Antología de poetas santiagueños (libro inédito), de Alfonso Nassif.

Se nos hizo el silencio

Se nos hizo el silencio

Hablábamos cada año
en mis viajes al puerto
de tu paleta mágica.
Y la ciudad se abría
sobre un jardín sonoro
y la ciudad trepaba
una cuerda de luces y de sueños,
una cuerda azul de lejanías,
recuerdos y proyectos.

Se nos hizo el silencio.

No sé si podré hallarte
en la ciudad oscura.
Los moles trepadoras han quedado
colgadas en la nube
y un viento de papeles tartamudos
traquetea mis senderos.
Las calles cotidianas de tu paso
barajan sombras largas,
sombras estremecidas,
tremantes, sin palabras.

Se nos hizo el silencio.

Mi voz se quiebra sola
en el reclamo cruento.
La ciudad vela noches.
La penumbra. El misterio.

Yo ensayo el soliloquio.
Ya no mediré el tiempo.

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